viernes, 10 de febrero de 2017

Carlos Pereira. Los poemas

Y siempre en la herida
pero el dolor no es dulce

y huir
pero tampoco

o soñar
pero no tanto

aunque aquellos besos...


Carpe diem

Queda en mí la incerteza
del día de mi muerte, en qué lago negro vine a dar
como si yo fuera un ángel, o una piedra, o un cuchillo
que al caer arrastrase de sí el hielo
de rencillas y pasiones, he sido retirado
como un laurel cativo azotado por el viento
y excluido del flujo vital
y con un corazón encarnado como una rosa roja
que fuera cristal o vino
soy ofrecido a los dioses
en díscolo ariete

pesa mi cuerpo necio y obstinado
y mi mente procura no serme propia
y nada de lo mío perdurará; pues no he hecho germinar nada
esta desazón de condenado
es menos intensa
que el poder casi lesivo y seminal del mar
y cada pinar se doblega en flexible entrega
surge el rugido de olas, galernas y tormentas
y hace musicar sus agudas hojas...
como gritan grito: que aquí se paró el tiempo y el amor.





Cómo decir lo que pretendo decir
qué camino es el camino por todos recorrido, qué lugar es este que nos retiene!

qué tierra somos, a qué aire debemos el olor nuestro, qué ave nos nombra el
alma

qué fuego arde en cada piel, qué fuego arde en cada escondrijo de nuestra propia
piel

qué espesa espuma se nos hace sólida idea
qué mar, al fin, es mar de minúsculos archipiélagos...

y, sobre todo, qué estiércol somos!

porque la noche suele ser no blanca
qué locura nos sumerge, o nos acoge, o nos redime, o nos arrebata entonces!
qué vida es cualquier vida si nuestras acciones son casi siempre banales...!
pero...

sí... todos los trenes tienen ventanas, y cada día, cada hora, hasta
cada atormentada hora, hemos de saber transitar
no habrá luz suficiente para que las bañe...?

y yo, tozudo, aún me pregunto... para qué sirve nuestra bondad?





Tras penumbras, la luz
albas, amaneceres, despertares, albores...

qué difícil es para un hombre ser hombre!

decía una película: la vida es
un largo río tranquilo...

qué mentira!



                                                                                      Carlos Pereira

No hay comentarios.:

Publicar un comentario