martes, 18 de octubre de 2016

Rosa Emilia del Pilar Alcayaga Toro. Los poemas

Por eso me lloro

La distancia deshace el olvido
acerca las lágrimas
roza las vidas quietas
espeja sólo remedos de mi misma
no soy yo... reclamo suspendida
por eso me lloro presente
desde un andamio trizado

atravesé mares disfrazada de heroína
elevé plegaria sulfúrica
vociferé ardiente
en la cima de una ola
levantando muertos gloriosos
con tiza púrpura

hoy no encuentro la voz
callada no me entiendo
cobijada entre fantasmas, inexistente
intento levantarme
sola...sin dueños

alejada de consignas
pretendo derribar amuletos
símbolos cartesianos
idolatrías emergentes
busco canciones precisas
y me conmisero
asustada de los escondrijos
que atacan desde tablados
construidos en espacios ilusorios

vacía de años pretéritos, sola
en medio del desastre
que fundó la muerte
acomodo mis lágrimas, mis arrugas
en decrépita maleta torpe
de pirausta muda sin alas
descolorida.

De Maldito Paraíso




Fragmentos (algunos de ellos son inéditos)

1.

Dentro del cuerpo un tren
Corre en sentido inverso
No hay rieles ni paisaje
Solo un gastado itinerario
En una esquina de la memoria

                                                  2.

                                                  Me fui
                                                  Una noche de invierno
                                                  Caminando
                                                  Por el filo de una navaja.



3. 

Ha quinientos años recuerdo cuando a los veinte
Penetraron en mi cuerpo buscando enemigos
Cientos de hombres blancos desconocidos
Acostándome a la fuerza
Herraron en mi frente las iniciales E.V.A




                           
Trilogía arbolaria

I

Cuando el árbol llora
Sólo un montón de hojas
Acude en su auxilio

                              II

                             El árbol pregunta al espejo
                             ¿Por qué solo frutos secos?

Del libro Escaparate




Mermelada de mora sin clavos
                                                                                              (poema-carta)

querida hija
mientras tú me escribes de ponceos y etiquetas
besándote de mentira con el primer gandul cibernauta
atravesado en tu pantalla azul de niña efervescente
aquí tu padre manda botar a la basura toda la mermelada de mora crucificada
de clavos de olor porque a él que es un macho de pelo en pecho no le gusta
me cuentas de tus clases de Género
si las entiendo
pero el día a día hija
yo
tu madre
me acuesto sin resolver aquello elemental como decir no quiero y grito
desde una puerta enrejada entre sábanas mortuorias
dispuesta a evadir ese hedor insoportable del semen diario y tu padre
descerraja su bazuca contra mi cara rellenando mi boca
al estilo redtube
espero que nada te pase, yo acá revolviendo una y otra vez
mermelada de mora sin clavos
buscando una fórmula
por favor trata de mandarme los apuntes de la profe
cuando te enseñe
a emanciparte
besos
tu madre

PD: no te olvides hija, a las legumbres no debes echarle sal mientras se cuecen.

Del libro Maldito Paraíso


                                                   Rosa Emilia del Pilar Alcayaga Toro


Niño con ocho balas en el cuerpo


No hay comentarios.:

Publicar un comentario