viernes, 12 de agosto de 2016

Araceli Otamendi. Los poemas

Flor de loto

La flor de loto es un sueño como el sueño de Chuang Tzu y la mariposa.

La flor de loto no vuelve ¿volverá? en la vigilia cerrada, como sólo un sueño puede ser.

¿realidad o ficción?pasarelas al nivel del agua, ir hacia ese paraíso, sueños...

Mentiras irrumpen como cuerpos-ruinas, nada tienen de circulares, en la noche todo es desierto. ¿Cuál es el camino para volver a la otra orilla sin pasar otra vez por el agua?

Lentamente oscurece, la noche llega, como siempre, espero, imposible mirar atrás, cuerpos-ruinas, el blanco es el color, un instante es la flor de loto.

El ojo abierto siempre ¿qué mira?, ¿qué ve?, atento, solo un ojo  mientras el otro duerme en la semipenumbra.

Cuerpos en la oscuridad, luces de neón, ausencias significativas

¿Qué será de nosotros entre facebook y twitter? pasarelas sin color, blanco, ausencia,

La cámara enfoca la flor de loto, ella se ha ido, sólo se abrió al mediodía, corrí a buscarla, era tarde, se sumergió en el agua.

          Imagen tomada de la internet


Ciudad de día, ciudad de noche

                    A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires
                    la juzgo tan eterna como el agua y el aire

                                                                                Jorge Luis Borges


Hay una ciudad dentro de una ciudad...
salgo a caminar...

Nadina
ciudad de día

Garras de luz
Ciudad de árboles
Palos borrachos en flor
Ciudad gris, ciudad ausente, ciudad que araña
En días de lluvia es preciso mirarla desde un bar
Hay tantos bares
Puntos de encuentro
Ciudad de amigos
Ciudad de pájaros y nidos
Un pájaro vuela dentro de un negocio
después de una tormenta
Y sale nuevamente a la calle.
A volar.



Griselda
ciudad de noche

Con ojos desmesuradamente abiertos
salgo a caminar
árboles visten uniforme de guerra
para no ver
calles de cartón
calles de sueños
Grandes hipopótamos tragan los cartones
Ciudad de música
Ciudad de silencio absoluto.



Heráclito

Estoy hecha de barro,
vivo en una vasija,
y el agua pasa...


                                                                             Araceli Otamendi

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