martes, 12 de julio de 2016

Diana Carolina Daza Astudillo. La entrevista

La poeta, la mujer, el ave, nace  día a día, se construye sobre ella misma. Se reinventa.  Teme a la oscuridad pero a la vez se siente atraída por ella.  Un rayo de luz la atraviesa. Tiene fe en sus alas.

Diana Carolina Daza astudillo se descubre, se ve reflejada en el otro, en los otros. Escribe. Es su manera de explicar el mundo.

Bienvenida Diana a las páginas de Claroscuro.


 *¿Qué te impulsa a escribir?

El primer acercamiento que tuve con la poesía fue a los 12 o 13 años. Recuerdo que sentí la necesidad de escribir en una agenda lo que me dolía y no podía compartir con nadie. En ese entonces carecía de valentía para expresar mis sentimientos. Durante mucho tiempo, todo lo que me pasaba por la cabeza era mi más grande secreto. Uno de los temas que me rondaba por esa edad, y que de alguna manera me ahogaba, era el tema del amor -fui precoz en ese campo, me enamoré de los hombres desde que tenía 7 años- desde entonces, ellos se convirtieron en un objeto del deseo, llevándome a un estado de contemplación hacia eso que no podía tener, creaba escenas y diálogos que nunca viví, pero que aterrizaban en aquella agenda tomando cuerpo con las palabras. En ese primer momento de mi vida con las letras, puedo decir entonces, que el silencio y mis más grandes secretos, fueron lo que me impulsaron a escribir.

Años después, cuando conocí la ciudad, conocí también las herramientas de la escritura y la responsabilidad que esto traía, así que tomé cada vez más en serio este oficio, que trato de hacer de la manera más honesta posible. Frente a esta pregunta y con el reposo de los años , me doy cuenta que ese mismo silencio, ese no poder decir a otros algunas cosas de la manera como quisiera, es lo que me impulsa a escribir. Aún disfruto mucho habitar ese lugar íntimo de los 12 años, ese lugar al que nadie puede entrar, pero que gracias a las palabras puedo mostrar, como a través de una ventana. Aunque pensándolo bien y contando con 36 años ya, otra de las cosas que me impulsan a escribir, por lo menos en este momento de mi vida, es ese miedo a olvidar. Mi memoria es frágil, de alguna manera busco fotografiar cosas en lo que escribo para recordar, como un mapa de mi vida. 


*¿Qué es la poesía en tu vida?

La poesía en mi vida se ha convertido en refugio, puente, puerta, bastón, ese faro que me indica el camino. Esa habitación en la que puedo gritar, desbaratarme, llorar, celebrar. Ese lugar íntimo que me hace sentir dueña de algo, un espacio donde he podido construirme, romperme y reinventarme como mujer y como creadora. Ese paisaje donde he encontrado amigos, ciudades, estados del alma, animales de montaña y de mar. Ella me ha permitido conocer lo mejor y lo peor de la especie humana. 

La poesía ha esculpido mi vida en los últimos 20 años, creo que era algo de lo que no podía escapar y en verdad, espero seguir al servicio de ella, desde la creación o la gestión; que es otra de mis pasiones.  Me hubiera gustado ser pintora o bailarina, pero ninguna de estas artes se me concedió, así que celebro todos los días que la poesía esté en mi camino, eso ha hecho los días con sus noches más emocionantes y gratificantes. 


*En tu opinión Diana ¿Cómo ha sido y cómo es la voz de las mujeres en la poesía latinoamericana y colombiana?

La pregunta es ambiciosa, porque considero que nada más hablar de la voz poética, ya es un tema amplio que exige estudio e investigación. ¿Imagínate la voz de la mujer en la poesía colombiana, y ni que decir en Latinoamérica? Respeto profundamente a los señores y las señoritas críticas y académicas, quienes seguramente harían un mejor mapa al respecto.   Así que tendría para decir, desde lo poco que conozco y he sentido en los últimos años, que cada una de las mujeres que se ha dedicado a escribir poesía desde la época y el entorno que le haya correspondido, ha emprendido una búsqueda de esas palabras y esa música que le ayude a describir, dibujar lo que desea decir.   Creo que la voz de las mujeres en la poesía ha sido revolucionaria, al trabajar por combatir los mecanismos patriarcales que aún hoy, después de tantos logros, se siguen viendo en la sociedad.

Resalto nombres como Blanca Varela, Olga Orozco, Pizarnik, Idea Vilariño, Alfonsina Storni, por citar mis conocidas y favoritas, y para Colombia María Mercedes Carranza, Lucia Estrada y debo citar a Mery Yolanda Sánchez, a quien admiro y respeto por su buen trabajo poético.
Que sea la ocasión para decir que muchas de mis contemporáneas están trabajando duro, con respeto, frente a este oficio (digo con respeto, porque no necesitan volverse youtubers, robar versos o montarse con ligueros en un escenario para mostrar la poesía- no tengo nada en contra de los ligueros, a mi me gustan y los uso- me refiero a que la verdadera seducción de la poesía, por lo menos para mí, está en la palabra; la palabra que no se puede tocar pero logra excitar, conmover, derrumbar o emocionar a alguien.  Creo que las nuevas voces en la poesía, voces que se están gestando en este país, en lo que respecta a las mujeres están logrando cosas bellas e importantes. Creo que van por muy buen camino. Habrá que esperar, pues sólo el tiempo es el que mantiene o sepulta las cosas. Puedo decirte que hay muchos corazones por ahí ardiendo y que la mujer en la poesía del mundo tiene todo por decir. 


*La poesía como herramienta viva y activa en la generación de transformaciones sociales ¿le corresponde revindicar al ser humano, impedir que la humanidad llegue a un punto de no retorno?

Considero que no solo desde la creación poética se ha aportado en este aspecto, sino desde el arte en general. Mientras algunos hombres y mujeres ambicionan el poder, pequeños grupos en distintos territorios, pueblos y ciudades; puntos perdidos en el mapa; trabajan para reparar los tejidos sociales desde la educación, la apreciación y la creación. El arte nos ha permitido expresar, entregar conocimiento, mantener la memoria de nuestros abuelos, de nuestros muertos, y con dificultad, algunas tradiciones y arquitecturas. El arte nos ha permitido quizás no construir un mundo mejor, pero si un espacio más amable, lleno de formas, colores, música e historias. El arte (y la poesía dentro de él) le ha permitido a la humanidad no perder de vista la belleza de las cosas; ese poder asombrarse.

El poeta como "ese pequeño dios" como lo dijo Huidobro, peregrina por el mundo reclutando discípulos, sembrando mundos para que germinen árboles de palabras.  Donde hay creación, considero, hay una posibilidad de reconstrucción.  Hay que seguir insistiendo, soy muy terca en esto. 

Sin embargo, hay que ser realista en algo: para que la humanidad mejore tendría que volver a nacer. El no retorno lo estamos viviendo día a día. Para complementar esto, tomo prestadas unas palabras del poeta Samario Fernando Linero, que hace poco encontré en unas notas y considero vienen al caso: " No sé hasta donde se pueda transformar algo a través de la poesía. Es menester que el poeta examine su entorno para cantarlo, para ser simplemente un hombre más al lado de otros hombres"


La invitada



Diana Carolina Daza Astudillo. Bogotá, 1980.

Redactora creativa y promotora cultural. Textos suyos han sido publicados en revistas de creación literaria y suplementos de Colombia, Ecuador, Chile, Venezuela y México.

En el 2003  publicó con la colección AQUÍ ESTAMOS DECENA de la editorial Funcreta, el poemario El abrazo de los días grises.

Actualmente dirige el sello editorial independiente Piedra de Toque. 

En el año 2013 publicó el poemario El nacimiento de la Gargoleana con la colección estampillas poéticas y en el 2014 su poemario Los demonios y la lluvia fue editado por el proyecto Pirata Cartonera-Bogotá

Colabora con el espacio cultural La Galería 4-19 y la Fundación Casa de Hierro en Barranquilla. 

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